Fóruns Paroquias.org
paroquias.org

  A participação no Fórum Paroquias.org está condicionada à aceitação das Regras de Funcionamento.
Inteligência Espiritual
Fóruns Paroquias.org : Adro da Igreja

 

Ir para tópico de discussão: AnteriorPróximo
Ir para: Lista de fórunsLista de mensagensNovo tópicoPesquisarEntrar
Tamara non c'è più...
Escrito por: Alef (IP registado)
Data: 21 de February de 2007 00:23

Esta é uma história comovente, protagonizada por um animal. Que nos faz pensar na barbárie em que nós, humanos, vivemos... e morremos.

Alef





Senza la sua istruttrice, assassinata, il mammifero si lascia morire

Lezione d’amore da un delfino



Giulio Ferrari


Mary G ha perso 50 chili in un paio di settimane e ora si teme per la sua vita. Appare prostrata e, se mangia, vomita. Il male che la consuma giorno dopo giorno, diagnosticato come un disturbo di origine nervosa, ha fatto la sua iniziale comparsa all’indomani della perdita di quanto di più caro avesse al mondo. Un caso di grave prostrazione psicologica “da manuale”, una piccola storia disperata come ne accadono tante se non fosse per il protagonista inconsueto, anzi speciale: Mary G, infatti, è un giovane delfino femmina, attrazione del parco... ...Oltremare di Riccione, che sta spegnendosi in una straziante agonia perché la scomparsa della sua amatissima istruttrice le ha trafitto il cuore. Tamara Monti, la donna che viveva il suo “rapporto di lavoro” con il mammifero, in realtà una tenera simbiosi pazientemente costruita con inesauribili premure e tanta sensibilità, è morta il 3 febbraio.

Trentasettenne, originaria di Cantù, bionda e solare, col suo ingresso nello staff del delphinarium di Riccione aveva coronato il sogno di una vita. Un incantesimo brutalmente infranto dal coltello di un vicino giunto a odiarla follemente per il fastidio che i due cani della donna, a suo dire, gli arrecavano. Quello sciagurato l’ha attesa nell’atrio di casa e l’ha furiosamente colpita con una ventina di coltellate, le prime alla schiena da perfetto vigliacco, che non le hanno risparmiato neppure il viso.

Tamara Monti era forse consapevole di tanta acredine nei suoi confronti, sta di fatto che aveva deciso di cambiare casa: il trasloco che avrebbe potuto salvarla, però, era in calendario per il giorno successivo a quello in cui è stata assassinata. Poteva lasciare l’appartamento la povera canturina, ma non avrebbe mai abbandonato il parco Oltremare. Anche perché, nella struttura acquatica di Riccione, due cuori battevano per lei: c’era Robert, il capo istruttore che condivideva la grande passione di Tamara per i delfini e a poco avrebbero dovuto sposarsi; e poi c’era lei, la “piccola” Mary G. Un anno e mezzo fa, il cucciolo di grampo (un delfinide dal musetto più arrotondato, quasi sorridente) e la madre furono individuati in difficoltà nel porto di Ancona. L’animale adulto morì incagliato, mentre il piccolo venne ricoverato in condizioni disperate al delphinarium di Riccione. Tamara Monti prese a cuore le sorti del delfino, non è esagerato dire che, in qualche modo, ne divenne “madre” premurosa e dolce. Il mammifero superò la crisi, ricambiando all’affetto con l’affetto e gratificando la sua “mamma adottiva” di quelle manifestazioni di sollecita intelligenza per cui vanno giustamente famosi i delfini.

Idillio bruscamente interrotto il 3 febbraio: Mari G, divenuta un superbo esemplare da 210 chili, dopo un paio di settimane è scesa a 160. Non mangia e vomita sempre da quando non vede l’istruttrice; il suo sistema immunitario è crollato, aprendo la porta dell’organismo a pericolose infezioni. Un malessere di tipo nervoso, sentenziano alcuni referti. Un male del “cuore” (visto che un’anima non si può attribuire ai non-umani), dice il buonsenso.

Storia triste, utile però a confutare il luogo comune sul presunto opportunismo degli animali “intelligenti” che, secondo una cinica vulgata, darebbero prova di affetto e capacità solo in previsione del bocconcino-premio, nell’aspettativa del meschino do ut des. Calcolo, a quanto pare, troppo umano per un delfino.

[La Padania Online, 20/02/2007]





SU CUIDADORA MURIÓ Y AHORA EL ANIMAL SE NIEGA A COMER

El delfín que se muere de pena



ROMA.- Cuando hace un par de semanas fue asesinada en una pelea vecinal Tamara Monti, de 37 años e instructora del delfinario italiano Oltremare de Riccione, todos los que la conocieron experimentaron un hondo pesar. Pero nadie sintió tanto dolor y consternación como 'Mary G'. Tanto es así que desde que Tamara murió se niega a comer y, cuando la obligan a hacerlo, vomita. En 15 días ha perdido al menos 50 kilos de peso y los expertos advierten que su vida corre peligro.

'Mary G.' es un delfín (exactamente, una delfín) que, según todos los síntomas, padece una crisis nerviosa por haber perdido a la persona que se encargaba de alimentarlo y de cuidarlo. Aunque Tamara Monti era mucho más que su cuidadora: cuando hace año y medio 'Mary G.' fue rescatado al borde de la muerte tras haber encallado y perdido a su madre en el puerto de Ancona, fue ella quien con sus mimos, caricias y atenciones logró salvarle la vida.

En el delfinario de Riccione y ayudada por su novio, también instructor de ese centro, Tamara Monti alimentó durante meses al cetáceo con batidos a base de arenques, integradores alimentarios, sales minerales y vitaminas. Se turnó con otros instructores durante días para que hubiera siempre alguien en el agua que ayudara a la maltrecha Mary G. a mantenerse a flote. Durante meses le arrulló, le susurró palabras de cariño, le enseñó en una bañera a recuperar la confianza en sus capacidades natatorias... Y el delfín moribundo, perteneciente a la rarísima especie conocida como gris, revivió.

La estrella del delfinario

Para entonces el cetáceo estaba ya tan apegado a su cuidadora que cuando los responsables del delfinario se plantearon la posibilidad de volver a soltarlo al mar los especialistas se lo desaconsejaron: 'Mary G.' estaba demasiado acostumbrada a los humanos como para vivir en libertad, sentenciaron. Así que el delfín se quedó en el parque acuático, convirtiéndose en poco tiempo en la estrella del mismo.

Pero cuando hace dos semanas un vecino chiflado acabó a cuchilladas con la vida de Tamara Monti porque no podía soportar más los ladridos que emitían sus dos perros, a los que la instructora dejaba solos en su apartamento cuando iba a trabajar, 'Mary G.' se hundió en la depresión. El delfín dejó de comer, vomitando los pocos alimentos que los veterinarios conseguían hacerle ingerir.

De los 210 kilos que el cetáceo pesaba antes de que fuera asesinada su cuidadora, y a pesar de los denodados esfuerzos de los empleados del delfinario de Riccione por hacerle tomar su ración diaria de leche y calamares, Mary G. se consume en el dolor y ya ha perdido 50 kilos. Por si fuera poco, sufre una peligrosa infección gástrica. Ahora está escuálida y sólo pesa 160 kilos.

Los veterinarios del delfinario no ocultan su preocupación por el cetáceo, advirtiendo que su vida corre peligro. Y se muestran convencidos de que la negativa de 'Mary G.' a comer es una reacción nerviosa a la muerte de Tamara Monti. "La relación entre un delfín y su instructor es siempre especial, pero en el caso de Tamara y 'Mary G.' era realmente estrecha", asegura Leandro Stanzani, director del delfinario.

"Tamara estaba siempre acariciando a 'Mary', y ésta no dejaba de frotar su hocico en su mejilla". "El dolor del delfín por la muerte de Tamara es grande, y la aprensión que nosotros sentimos por 'Mary G.' es enorme, estamos realmente preocupados", asegura en declaraciones a La Repubblica Sauro Pari, coordinador de la fundación Cetáceos de Riccione.

En un intento por salvar a 'Mary G.', los responsables del parque acuático han metido en su piscina a un viejo delfín llamado 'Pele', con la esperanza de que se haga su amigo y le anime a comer. Pero hasta el momento el plan no está dando resultado.

IRENE HDEZ. VELASCO
El Mundo, 20/02/2007 10:09 (CET)






Golfinho perde 50 quilos após morte de treinadora


Um parque aquático na Itália não sabe o que fazer para salvar um golfinho que já emagreceu 50 quilos desde a morte de sua treinadora. Tamara Monti, 37 anos, treinava Mary G no parque aquático de Oltremare, em Riccione.

Ela foi morta a punhaladas por seu vizinho. Desde então, o golfinho rejeita a alimentação diária. Os criadores do parque acreditam que o animal adoeceu de tristeza.

Gazetaweb.com, 20/02/2007






foto aqui.




Re: Tamara non c'è più...
Escrito por: dimensao7 (IP registado)
Data: 14 de March de 2007 11:44

Depois é assim que lhes pagamos :


http://www.glumbert.com/media/dolphin



Desculpe, apenas utilizadores registados podem escrever mensagens neste fórum.
Por favor, introduza a sua identificação no Fórum aqui.
Se ainda não se registou, visite a página de Registo.

Nota: As participações do Fórum de Discussão são da exclusiva responsabilidade dos seus autores, pelo que o Paroquias.org não se responsabiliza pelo seu conteúdo, nem por este estar ou não de acordo com a Doutrina e Tradição da Igreja Católica.